No necesito abrir los ojos para verte
ni escuchar tu voz para oírte.
Ni necesito que mis dedos
bailen un vals sobre tu piel
para sentir la música
que emerge de tu cuerpo.
No necesito escuchar
el palpitar de tu corazón
para saber que late al ritmo del mío.
Ni besar tus labios
para sentir el tacto
de tu seda en mi boca.
No necesito abrazarte
para envolverte con mis brazos.
Ni dormirme para soñarte,
ni estar despierto, para pensarte,
ni buscar para encontrarte,
ni vivir para vivirte,
ni mirarte para verte,
ni verte para adorarte.
Necesito muy poco para vivir,
únicamente cada mañana,
saber que eres feliz…
(MISTRAL)