Apenas la vi tras la suave bruma
su pelo de fuego flotando indolente,
silenciosa sonrisa dedicada a una sombra
que furtiva se esconde en la nada.
Lejanos silencios rompiendo a su paso
tristes rocíos desnudan su pena,
besos que mueren por no ser entregados
palabras que recitan un poema apenas olvidado.
La blanca mano acariciando flores moribundas
que a su tacto se inundan de vida,
regalan aromas a Fe y a Esperanza
de verde promesa se inunda la tierra.
Lento es el camino que me conduce a mi misma
mas nunca tiré la palabra al vacío,
siempre sonreí a pesar de las lágrimas,
ella está siempre ahí, allanando el camino.
No la distingo es tan solo una sombra
un leve suspiro, o un rayo de Luna,
el rojo fulgor que desprende su pelo
un dulce aroma, preludio de un beso.
A veces el viento me trae su palabra,
certeras palabras despejan mis dudas.
Si cierro los ojos, siento su presencia
un cálido fuego se prende en mi pecho.
Es ella la autora de todo lo que siento
del amor, la pena, la alegría o el sueño,
gracias a ella nacerán mis pensamientos
pues es mi Alma la que dicta mis versos.
(Kalima R.)